Números-44
¡Tanto darle a las cosas de la cabeza a lo que la gente llama pensamientos y yo imágenes para acabar sentado en un sillón las mil horas que tiene ahora un día para mí!
¡Mi pobre cuerpo está mal! como estuvo mi madre, igual, ella venga a rezar yo venga a escribir a pintar a pensar para no rezar, para no darle la puta razón a esos putos curas, auténticos buitres de la especie humana.
Ella, mi madre todo lo puede, su determinismo es así, todo lo puede y yo cuando me observo, cuando tengo ganas, porque ¡menudo panorama! cuando me observo, veo que todo lo que me rodea lo ha elegido ella, que no puedo desprogramarme, porque mi cuerpo me lo impide, no mi razón, sino mi cuerpo.
Pasé por todo lo que ella pasó y ahora estoy de nuevo donde ella quiere que este, rodeado de curas y monjas sin sotana que es lo mismo o peor que si la llevaran (de hecho mi madre quería que yo fuese cura, o mejor como decía ella obispo)
Pero es que el resto de gente no se me acerca, no les digo nada, ella lo impide, nada que no sea olor a sacristía y maldición dentro de la magia roja.
Todos nosotros ¡pobres de nosotros! desgraciados nacidos de vientre de mujer(mujer cuyo chocho esta bendecido por el Vaticano), estamos en el mismo vía crucis, en el mismo calvario, ellas rezando, nosotros intentando dejar de hacerlo, pero ellas pueden mas y nosotros, ¡desgraciados de nosotros! creemos no estar en el Vaticano porque no estamos en misa y oyendo al cura, pero cada vez que nos acercamos a una mujer, el vaticano y su entrepierna nos dirán muy claramente quien manda aquí, en nuestras vidas y en nuestras acciones, no hay escapatoria posible, ellas están en todas partes que es lo mismo que decir que el Vaticano te espía permanentemente.
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