Números-34
Llevo días pensando que siempre estoy en la misma forma, en la misma ratonera y que haga lo que haga todo va dirigido a joderme la existencia, a ponerme las cosas lo mas jodido posible.
Siempre, bueno desde hace un tiempo entre en contacto con un superprograma que consiste en que entre lo que entre y haga lo que haga, siempre sale un chorizo de Pamplona, un pedazo de mierda por el esfínter del ano, y esto que es una realidad física, se trasforma en otra psíquica a saber, sufrir por todo, por lo propio y por lo ajeno, sufro desde la conciencia por el cuerpo físico y desde la mente sufro en la conciencia, cuando no tengo bastante entonces el karma me conecta a algún torturador de la especie para que me vaya enterando de lo que vale un peine.
Es así, un superprograma, para tener permanente y actualizado el mayor sufrimiento posible, el mayor sufrimiento posible es el que uno tiene en cada instante de su vida, el día que le cabe un poco mas, el primero que pasa te lo cuelga de las miles de perchas que tenemos los humanos (algunos colegas dicen que son huecos, agujeros en nuestro karma)
Todo el mundo está en el máximo posible de sufrimiento, por esto es tan difícil contagiarle a alguien un sufrimiento ajeno, pero en cuanto desciende el de uno, sea por meritos propios o por la carrera de formula uno hacia la estupidez permanente, entonces el primero que pasa va y te jode.
Al mundo solo se puede salir con el máximo de sufrimiento, porque si no, te pone en pérdida y es una pérdida tan intensa que uno no sale de casa ni a petición de la guardia civil.
Por esto digo que la vida es la mayor de las molestias innecesarias que conozco, porque vida y sufrimiento propio y ajeno es un binomio indisoluble hasta el día espero, que dejemos de estar en materia, lo cual no presupone nada, porque nada es lo que puedo decir de aquello que no tiene materialidad manifiesta, acaso que
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