Números-29
Hoy una amiga, una compañera de camino, (de no se sabe que camino, en no se sabe que bosque), escupe sangre. Ella está asustada, todos están asustados. El miedo compañero inseparable de todas nuestras vidas hace su aparición y lo más extraño es que produce extrañeza.
Estamos siempre montados en el miedo en este o en el otro, siempre miedo a todo a nada, a la soledad, a la muerte, a la necesidad, a la locura, a la falta de caricias, al cansancio, al no poder más. ¡Siempre estamos en un miedo! son circulares, se activan unos, se desactivan otros, pero cuando éste se hace presente es decir sube de intensidad y tomamos conciencia de el, entonces nos extrañamos.
Tengo miedo compañera, tenemos miedo, el miedo es no razonable y solo admite ser diluido en las creencias, creencia en objeto o persona, para lo cual tienen que existir dos mujeres en estado virginal, la una se llama ESPERANZA, la esperanza, (yo me la tire en todas las posturas), la otra
Cuando era pequeño, (si lo he sido alguna vez) de niño, me decían unos locos tremendos, vestidos de negro, que la fe es creer en lo que no se ve, y ahí seguimos, creyendo en lo que no se ve, porque lo que se ve supera con creces cualquier proceso de inteligencia.
Yo salgo a la calle cuando mis enfermedades me lo permiten, poco, pero siempre que salgo lo hago en estado virginal, gracias a estas dos mujeres (
¡No es posible asumir lo que uno ve! no es posible vivir de la representación de la realidad, porque esta, supera con mucho el museo de los horrores.
Nos producimos en el cuerpo cosas terribles, que necesitan de remedios terribles y de gente sin piedad para poder atajar lo que es un horror permanente, tenemos las enfermedades que nos merecemos y los remedios que corresponden a tales barbaridades.
Yo le digo a esta amiga del alma y del espíritu, cuando estés mal, ¡no hagas nada! deja que la enfermedad siga su curso, pero claro, ella no me hace caso, yo tampoco me hago caso y busco consuelo en persona u objeto, consuelo al sufrimiento generado hace millones de años y trasmitido de generación en generación con un refinamiento propio de la cocina china.
Si estas mal no busques remedio, si estas mal, déjalo ahí, todas las medicinas son ocultativas del síntoma y ninguna es reparadora, entonces no cambies algo malo por otra cosa peor.
Pero los propios miedos y los que los demás nos trasmiten en el proceso de enfermedad, hacen imposible lo que te estoy diciendo (la ley es la ley y tampoco ayuda en los procesos de enfermedad. Recurrir a lo que existe es necesario, porque los horrores que nos hacemos no permiten actualmente otra posible salida (la ley tampoco lo permite)
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