Números-60

Estas figuras ultimas son todas parecidas, pero diferentes.

Como las mujeres pero al revés, son todas iguales, pero aparentan ser diferentes y como los hombres son todos iguales, pero cada uno lleva un cojín de distinto color en el coche.

Si me preguntan por la mayor de mis pesadillas quizás sea, dentro de las muchas que tengo, el ver que con el paso de los años, unos cuantos ya, TODO SIGUE IGUAL, en uno, en los demás, en el hecho social, en el sistema de creencias, en la gente y en el chocho de Maria santísima.

¡Todo sigue igual! y esto es tan terriblemente absurdo que una y otra vez me levanto por las mañanas y me digo, hoy veré a un ser humano distinto, alguien que cuestione algo de lo que le han dado, alguien que se atreva a decir que a lo mejor los sistemas sociales en los que estamos inmersos no son tan paradisíacos.

Pero que va, como en los manicomios, al menos en los que yo conozco, uno vuelve a los 20 años y se encuentra con las mismas personas en los mismos sitios haciendo lo mismo que hacían, en este caso nada.

Uno vuelve a la ciudad donde estuvo, donde pasó un tiempo esperando que esté cambiado, pero nada, todo sigue igual, terriblemente igual, fantásticamente detenido en el tiempo como si éste no pasara como un tren de alta velocidad a toda hostia.

¡Yo lo que veo no me gusta! ni en la gente, ni en el hecho social, ni en la puta naturaleza, no me gusta, por eso quiero que cambie. Pero la gente sigue igual, el hecho social, las creencias que lo manejan inamovibles y la puta naturaleza jodiendonos como siempre, al más mínimo descuido.