Números-61

Cuando voy a una ciudad, es como si me metiera dentro de un ruido, y el ruido pasara a gestionarme la vida. Veo a la gente que anda, se para en los semáforos, se saluda, se miran el culo, pasean al perro y no sé cuantas cosas más. Veo en unos minutos mas gente en cualquier ciudad, que en un mes en mi pueblo, (aclarando que mi pueblo es aquel donde vivo)

Si mañana me cambio, será un pueblo más pequeño o uno más grande, pero con poca gente y poca chica casadera.

Empecé a vivir en un pueblo porque no-tenía dinero, pensé que la vida allí seria más barata, pero que va, lo único que sucede es que como no sales de casa, no tienes donde ir, no gastas.

Lo demás todo igual, pero en pequeña escala, aquí hay un putón, en una ciudad un putón en cada esquina. Aquí hay un borracho en la ciudad uno en cada bar, en algunos muchos más, es decir en los pueblos hay de todo, pero de uno en uno.

Es más fácil y más casero, también el hecho de ser reconocido, primero te jode, después es bueno, porque te sientes un poco más tranquilo, a la larga, te hacen lo mismo que en las ciudades, pero como te lo hacen más lento, lo entiendes mejor.

Claro, no tenía dinero ni para comer, bueno para comer si, pero muchas veces no lo que quería, sino lo que podía, poco, eran tiempos en los que la pobreza me parecía la única manera de estar en el mundo, de hecho pensaba dentro de la gloriosa tradición cristiana, que el dinero no era bueno, creaba problemas, como me habían dicho los curas de la CIA, para que dejara en paz a los ricos.

Descubrí que no tener dinero, ser pobre, era igual de jodido que ser rico, pero con un problema más. Me di cuenta que el dinero que tienen los ricos, lo protegen los curas con estos mensajes, y otros muchos para que no optes a el, para que te sientas mal cuando lo deseas, pero claro, la vida te lleva continuamente a problemas que te son ajenos, y que sin embargo todos se arreglan con dinero, ¡cuidado! estoy hablando de problemas, es decir de aquello que a uno le ocurre fuera, para mayor gloria del capullo y la quinta espina de la cofradía de salvadoras del santísimo sacramento de la eucaristía.