Números-6
A mí, me asusta estar equivocado, y si la equivocación dura veinticuatro años, ya no es susto sino pánico estructurado. A mí las formas, las primeras formas metafísicas me parecieron del cuerpo humano. Estas que llevan
A veces algunas veces el cantor tiene razón, y este canto a lo inmanifestado a veces repercute sobre el bien y el mal y produce fenómenos extraordinarios, a veces algunas veces el cantor tiene razón y este canto es admirable, extraordinario, otras veces no, y solo dios, el dios con mayúscula sabe de mis confusiones y de mis amarguras.
A veces algunas veces, algún ser humano, se ha supuestamente beneficiado de este conocimiento, pero a veces y siempre en general que ha ocurrido, han podido ser esta y otras muchas cosas las que han intervenido.
El ritmo, el rito y la ceremonia no siempre son armónicos. A veces algunas veces, la propia disarmonia rompe el rito y el ritmo y además rompe el alma y el espíritu.
Los elementales y sus atributos son así, cumplen sus leyes esté uno preparado o no, hacen aquello que deben hacer esté uno en disposición o no, y cuando pensamos que podemos interactuar en las leyes naturales, en la cosmicidad implícita en todo acto, vemos aterrados que hay demasiadas lagunas entre una secuencia y otra demasiadas cosas que no sabemos de que dependen como para ejercer un arte que nos tranquilice.
Esto que hacemos es muchas cosas, tantas que nunca en la especie se han reunido semejante cantidad de posibilidades, pero al mismo tiempo, tampoco se han puesto al descubierto mayor numero de incertidumbres.
Esto es lo que es, esto es la conciencia y esto es ni más ni menos que aquello que negado en nuestra cultura no deja de ser un atributo de nuestra biología. Ni más ni menos.
En estas formas de la conciencia ya no hay ninguna posibilidad de simplicidad, son como el propio fenómeno que encierran hijas de una multiplicidad de semejanzas, parecidos e igualdades. Aquí las formas son complejas, como todo lo que nos ocurre como la vida misma, nada es simple este conocimiento tampoco, nada viene dado sin sufrimiento, este conocimiento tampoco, nada es hijo de la reflexión, este conocimiento tampoco, porque perteneciendo a lo rebelado, lo es para que aquello que sea semejante, parecido o igual, no pase desapercibido, sino que acumulado en los causalismos se manifieste en uno y en todo, en la propia conciencia individual y en la colectiva, para mayor gloria de los tenderos y de todo aquel que lleno de medallas, insignias y condecoraciones espera que la ciencia le resuelva algún aspecto parcial de su existencia.
Aquí no hay resquicios a la esperanza, aquí no hay nada oficial que respalde lo intangible aquí solamente hay desafío estructurado a la supuesta ciencia del Vaticano.
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